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Hablemos de septiembre (V): Valor ... y al toro

Se asoma el final del verano. Viene vertiginoso. Cuando muchos de nosotros nos enfrentamos a un comienzo de curso que es absolutamente imprevisible y lleno de incógnitas. Pero no podemos dudar. Esto ya no depende de la administración - su silencio es más que clarificador - y cada colegio, cada equipo directivo, tendremos que poner sobre la mesa todas nuestras habilidades de gestión para que, mezclados con nuestros recursos organizativos y funcionales, pongamos en marcha el curso escolar más retador de la era moderna educativa.


Pues si. Ya no quedan muchas más ideas que poner sobre la mesa después de todo lo escrito hasta este momento en mis artículos y webinars. Sinceramente, como comentaba en la breve introducción inicial de este artículo, veo que el arranque del curso en los colegios que trabajo de manera directa o indirecta, va a tener que llevarse desde nuestra propia experiencia y desde el sentido común que podamos tener para comenzar con acierto esta situación tan compleja.


Mi idea está clara. Igual que fui capaz de decir en el mes de marzo que no abririamos hasta el mes de septiembre, ahora me atrevo a decir que tendremos al menos 2 meses de un cierre absoluto de los colegios. Este escenario, va a pasar factura en diversos aspectos del colegio: académicos, emocionales, organizativos y, como no, económicos,


Mañana tengo mi primera junta de dirección con el colegio Virgen de Europa de Madrid, un colegio que ha demostrado una visión brillante de cómo afrontar y cómo desarrollar un colegio virtual desde los inicios de esta pandemia. Al enfrentarnos a un nuevo reto, es hacer entender a nuestros alumnos, las familias y los profesores, cómo arrancamos, en qué momento lo hacemos y en el modelo que lo vamos a hacer. Pero la gran incógnita, será como se desarrollará este escenario en los próximos meses.


Como comentaba anteriormente, uno de los grandes retos - para muchos el principal - va a ser el académico, y ver de qué manera, cuántos profesores son capaces de desplegar recursos pedagógicos y tecnológicos que hagan que nuestros alumnos no caigan pronto en la desidia y en la desmotivación, y que los recuerdos del final del curso pasado se hagan presentes demasiado pronto.


En estos meses atrás, he intentado siempre inspirar a todos los equipos de dirección y profesores que de manera habitual seguís mis reflexiones, en la idea de que era muy importante hacer una fuerte formación del profesorado para, justamente, afrontar este inicio de curso con la mayor solidez posible. Muchos de vosotros os habéis dirigido a mí para tratar y reflexionar sobre todo este tema, y de alguna manera, hemos buscado las necesidades reales de vuestros profesores y de vuestros colegios. Otros, habéis preferido mantener, o así lo entiendo, un silencio orientado a la reflexión y a posibles decisiones en septiembre, si queréis mi opinión, creo que se ha acortado demasiado el tiempo de reacción y con él, la capacidad para poder asimilar una posible formación express en este arranque de septiembre. Pero bueno, como siempre digo, ya hace mucho tiempo que intente dejar de colonizar y veremos hasta dónde somos capaces de llegar cada uno con nuestras estrategias.


Otro aspecto importante es el organizativo. La manera en la que seamos capaces de desplegar los recursos del colegio para poder atender bien a las familias, las necesidades de los profesores y las necesidades de los alumnos. Como colegios, vamos a tener que hacer un despliegue de recursos y herramientas, y asumir que nuestras organizaciones de aula, de ámbito administrativo y las de servicios, se van a ver tremendamente alteradas de nuevo en esta etapa.


Por último, otro aspecto importante y muy crítico, es el aspecto emocional. Ver de qué manera somos capaces de atender a las familias, a los alumnos que con un confinamiento no tan radical como se vivió en el último trimestre del año pasado, van a tener que inevitablemente sobreponerse y empezar a pensar que este modelo de aprendizaje ha llegado para quedarse. Me quedo muy sorprendido, que en determinados países latinoamericanos con los que trabajo, haya familias que cuestionan mucho la necesidad o no de que sus hijos reciban clases virtuales, ponen en tela de juicio el trabajo del profesorado y que realmente estos modelos aporten algo a la educación y al desarrollo de sus hijos. Es muy importante, que tengamos estrategias de comunicación permanentes cercanas y convincentes, para que les hagamos entender que sus hijos, nuestros alumnos, necesitan aunque sea a través de una pantalla, una relación y el intercambio afectivo, el poder hablar con sus profesores y sus compañeros, para que de alguna manera, esa parte social y escolar no se vea excesivamente mermada.


Entiendo perfectamente que valoren y pongan en la balanza, sobre todo en determinados modelos educativos, el gasto tan importante que hay que hacer cuando las previsiones económicas no son excesivamente halagüeñas. Pero desde luego, que la medida de no escolarizar a sus hijos o simplemente quedar circunscritos a determinadas medidas que desde luego no son válidas - cómo puede ser una atención vía televisión o mediante ejercicios colgados en las plataformas y que son revisados cada X días - no parece tener sentido. Entiendo que cualquier docente que realmente entienda la educación desde un sentido lógico no puede estar de acuerdo con estas medidas. Soy muy sensible a las preocupaciones por parte de los claustros de la vulnerabilidad que tienen al colocarse ante 25 o más niños en un aula durante tantas horas, pero por suerte o por desgracia esto es lo que ahora nos pide nuestra profesión. Igual que su momento se le pidió a los sanitarios, a las personas que atienden los supermercados o aquellos que, en el momento en que se produjo la fase de desconfinamiento, tuvieron que abrir sus locales y se expusieron a un posible contagio,


No me gustaría extenderme más. Creo que llega el momento en que cada uno tiene que hacer su trabajo, y saber apoyarse, saber buscar estrategias inteligentes, ordenadas y combinadas, pero sobre todo, no dejarnos llevar por el catastrofismo fácil que se está moviendo en algunas redes sociales por personas que en muchos casos no están ni siquiera vinculados al día a día de un colegio. Desde aquí quiero animaros a todos a plantear con seguridad nuestras decisiones, y que nuestros proyectos educativos se relancen en la medida en que las condiciones nos permitan. Que cuidemos mucho a los profesores, que al fin y al cabo en mi modesta opinión, son los verdaderos protagonistas de esta nueva fase que vamos a tener que empezar.


Así que … valor y al toro¡


Nos vemos en las redes¡¡¡


“ Rendirse ante la adversidad es mostrarse de su parte “



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